En ESCALA HUMANA
Los sueños se persiguen.
Los sueños se diseñan.
Los sueños se trabajan.
Los sueños se visualizan.
Los sueños se conquistan.
Estamos como consultora concretando uno de nuestros sueños más anhelados.
El amor por el fútbol, el amor por la transformación humana, por el poder de las conversaciones en los equipos, la experiencia de haber vivido el impacto del liderazgo y la importancia de las emociones en nuestra vida y acciones y nuestra vasta experiencia en formación y en procesos de coaching tanto individuales como de equipos, entre otros, nos hizo iniciar un camino anhelado y aventurarnos en trabajar un modelo donde integrar Fútbol y Coaching.
En el fútbol actual cada vez son más los equipos que asumen que ya no basta solamente con prepararse bien física y tácticamente. La mente y el mundo emocional, él como el jugador escucha e interpreta, entre otros, son factores que ya se consideran como algo elemental a trabajar.
Ejemplo de ello, es que desde hace años el América tiene a su propio coach, con Marcelo Schejtman, mientras Chivas tiene su propio departamento de desarrollo humano comandado por Cecilia Ramírez. A ellos se unió recientemente la Selección Mexicana con Imanol Ibarrondo, quien arribó al combinado mayor después de la goleada 7-0 frente a Chile.
Así otros equipos en Argentina están haciendo lo mismo.
Concordamos con Guillermo Cárdenas, coach mexicano de equipos quien declara: “El coach no te va a decir qué hacer, no te va a dar un consejo ni una respuesta. El trabajo específico del coaching es ser un espejo del pensamiento y las emociones del deportista para que se observe y de ahí busque soluciones para lograr sus metas o para quitarse aquello que le impide avanzar”, explicó en entrevista con ESPN Digital.
El fútbol en el mundo está cambiando. El contexto donde se juega también…las nuevas generaciones requieren de nuevas conversaciones.
En este mundial, los grandes equipos con grandes figuras, no lograron los resultados esperados pues el colectivo no se encontró en la cancha, la comunicación entre jugadores se vio entrecortada, con interferencias, ansiosa y poco fluida, incluso a veces ausente, lo que finalmente derivó en que el rendimiento colectivo no encontrara un camino de efectividad que permitiera fluir hacia el resultado esperado. El equipo argentino se ha citado como ejemplo de eso.
El propósito, la construcción de valores compartidos más allá del resultado, la resiliencia (cómo me recupero de las caídas), el cómo me comprometo (tanto con mi propósito como con el colectivo), la comunicación no verbal (cómo me expreso, qué expresa mi cuerpo y qué efecto genero en mi equipo), el cómo gestiono mi mundo emocional, cómo manejo el estrés, entre otros, aparecen hoy como competencias mínimas que se deben trabajar de manera ineludible en un proyecto de equipo a largo plazo.
No basta hoy con dominar bien el balón…el mejor jugador del mundo hoy lo sabe, al ver que su equipo no pasó a una fase siguiente.
Esto se transforma en un enorme desafío para Directores Técnicos, Jugadores y Dirigentes.
Queremos dejar en claro que el coach no hace que el equipo gane, el coach aporta a construir un estado emocional tanto en jugadores como en el equipo (incluso la dirigencia) que sostenga los desafíos colectivos y que predisponga y movilice una conectividad que favorezca la obtención de los resultados esperados. Gestiona barreras individuales y colectivas, mentales y emocionales.
Nuestra apuesta es nuestro modelo de acompañamiento sistémico que permita a los equipos y el entorno en el que se desenvuelven, contar con un preparador mental y emocional experto, que permita desarrollar esas competencias que hoy son claves tener en la cancha.
La herramienta del coaching consideramos es altamente efectiva en estos contextos.
Desde nuestra experiencia trabajando con Equipos Técnicos, la capacidad del Entrenador de poner en valor tanto la capacidad técnica como mental y emocional de sus jugadores y equipo, entregará el día de mañana un valor agregado que hará la diferencia esperada.